La estrategia sueca contra el Covid-19 ha resultado en un fracaso concluyente. Entrevista en La Tercera

Esta es la version completa de la entrevista en diario La Tercera, Chile, publicada el 10 de julio del 2020.

Preguntas del Periodista Fernando Fuentes, Diario La Tercera, Chile. Respuestas: Prof. Dr. Marcello Ferrada de Noli, profesor emérito de epidemiología en Suecia, ex profesor agregado de epidemiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.


1)  Anders Tegnell, epidemiólogo estatal de Suecia, reiteró que la estrategia fundamental del país, basada en la inmunidad de rebaño, “ha funcionado bien” en la lucha contra el coronavirus. De hecho, aseguró que “el mundo se volvió loco” al aplicar cierres y bloqueos ya que, a su juicio, el Covid-19 no desaparecerá en el corto plazo, lo que significa que los cierres severos en última instancia resultarán ineficaces. ¿Comparte este análisis de Tegnell? ¿Cree que Suecia se equivocó en su estrategia? 

La estrategia sueca sobre el Covid-19 ha resultado en un fracaso concluyente. En parte su derrota en el foro epidemiológico internacional, sobre qué estrategia sería o no la empíricamente correcta en términos de salvaguardar ambas salud pública y económica. En parte una derrota ética por lo inhumano que representa un equívoco previsible, causante de miles de muertes innecesarias. Suecia ha sobrepasado a los Estados Unidos en muertes per cápita ocasionadas por el Covid-19, [1] y ocupa el quinto lugar mundial en muertes per cápita entre 213 países y territorios golpeados por la pandemia. [2] Según el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC), citado el 26 de junio, [3] aún no habría alcanzado el “peak” de la pandemia.

 Considerando únicamente los países nórdicos que circundan Suecia, la “inmunidad de rebaño” de Tegnell [4] ha causado hasta cinco veces más fatalidades en Suecia que en todos sus países vecinos en conjunto. La estrategia de aquellos países, Dinamarca, Finlandia y Noruega, fue justamente la de aplicar cierres y bloqueos (lockdown) que desde el comienzo fue ridiculizado por Tegnell. Como efecto colateral, la entrada de turistas suecos en sus países vecinos está prohibida por éstos, en base al riesgo de contagio desde Suecia.   El New York Times resume en un reciente titular: “El nuevo estatus de Suecia: estado paria”. [5]

La ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Ann Linde, ha tratado de negar a la prensa internacional que se trate de una estrategia de “inmunidad de rebaño”, [6] asegurando que su gobierno actúa de acuerdo a las recomendaciones de sus “expertos”. Pero es su propio experto Anders Tegnell quién declara: “La inmunidad de rebaño es lo único que eventualmente atenuará la expansión del virus” [7]

Los hechos indican que el gobierno sueco optó por la estrategia de Tegnell por el riesgo de pérdidas económicas que pensaron habría representado la línea restrictiva seguida por otros países. El mismo Tegnell dijo en una entrevista “Si cerramos las escuelas en Suecia perdemos el 20-25 porciento de la fuerza de trabajo”, aludiendo a que los padres tendrían que quedarse en casa. [8] Se pensó que la economía Sueca resultaría más fuerte en el balance al final de la pandemia, en comparación con países que tendrían pérdidas expectables, ocasionadas por el lockdown. Pero ya en mayo de este año la economía sueca estaba sufriendo en los mismos términos en comparación a países nórdicos que, aún aplicando medidas de salud pública mucho más severas, no estaban pagando el alto costo en vidas humanas como en Suecia. [9] Y un reciente estudio económico referido en New York Times, basado en predicciones de los bancos centrales en Suecia y Dinamarca, da a conocer que la contracción de la economía sueca (4.5% ) será mayor que la danesa (4.1%). [10]

En tercer lugar, las pérdidas en prestigio y credibilidad internacional, y que afectan la “marca registrada” por Suecia de ser una “potencia humanitaria”. Esto en parte por los déficits en el tratamiento hospitalario entregado, o mejor dicho no entregado, a la población anciana. [11] [12] Por ejemplo, mientras en Dinamarca el 49 porciento de pacientes mayores de 70 años afectados por Covid-19 eran ingresados a unidades de tratamiento intensivo, en Suecia admitían para ese tratamiento sólo al 21 por ciento de pacientes mayores de 70 años. [13]  O desde otro ángulo, por la culpa que las autoridades comenzaron a atribuirle al factor “étnico” en la producción del alto nivel de contagios y muertes tanto en suburbios con situación socioeconómica desfavorable [14] como en casas de ancianos. Las autoridades intentaron explicar el alto nivel de contagios y muertes en asuntos de higiene y “falta de habilidades lingüísticas de inmigrantes recién llegados”, los que trabajaban como asistentes en casas suecas de ancianos. [15] Definitivamente, esa no era la Suecia humanitaria de los tiempos de Olof Palme.

2)  A propósito de la evaluación epidemiológica del contagio en S Giovanni Bianco, el director del Laboratorio de Microbiología del Hospital San Raffaele de Milán, Massimo Clementi, afirmó que “la carga vírica del SARS-CoV-2 hoy es hasta 100 veces menor que en marzo”. ¿Este fenómeno se da en todo el mundo o solo en Europa? ¿Entonces se puede esperar que el virus sea menos agresivo en una segunda oleada de contagios?

Podría tratarse de lo que en epidemiología se conoce como “confounding”. El Dr Clementi se refiere  a que nuevos pacientes contagiados con  SARS-CoV-2, o presentan menos síntomas, o son de menos intensidad,  o que la concentración viral detectada en la rinofaringe del paciente, y que muestran los ácidos nucleicos del SARS-CoV-2, serían menores. [16] Pero esto, en mi opinión, no tendría que ver con que el virus se haya “debilitado”, sino que la capacidad inmunológica de aquellos nuevos huéspedes del virus sería superior a individuos contagiados anteriormente. Aquella capacidad inmunológica a la vez podría explicar el porqué aquellos individuos no fueron contagiados anteriormente, sino que son los que quedan “disponibles” luego que  un gran porcentaje de la población en Lombardía ya ha adquirido anticuerpos.

Una segunda fuente de confounding estaría dada por el llamado “principio de indeterminación de Heisenberg”, que, aunque proviene de la física, podría ser aplicado en cualquier problema de observación científica.  Aquí se traduciría en que el instrumento de medición usado en Milano para identificar el ARN de SARS-CoV-2 en la rinofaringe (no especificado en los reportes de prensa) o no sería el mismo usado en otros estudios, o es de tal naturaleza que introduce una alteración en el campo observable.

En términos clásicos, el grado de contagio depende no sólo del virus, sino del huésped, y de las condiciones ambientales en que el contacto se produce, las que pueden acelerar, disminuir o inhibir aquel contacto. Un error, en mi modo de ver, es el de teorizar sobre una futura “reactivización” del virus, como lo describe el colega Clementi, en medio de una pandemia no resuelta. Esto porque el virus está actualmente, y constantemente, activo. Son las medidas enérgicas adoptadas por gobiernos más inteligentes que otros los que han mantenido al virus en jaque.

El virus no ha mutado, es tan agresivo como siempre lo fue, y sólo será exterminado del mismo modo como lo fue su primo hermano, el Sars, en la epidemia de 2005. Esto es, cuando se descubra la vacuna. O si se quiere, se extinguirá del mismo modo que sus antepasados en el linaje pandémico durante la ignorante edad media, luego de haber exterminado, como lo hicieron en Europa entre 1346-1351,  a la mitad de la población –equivalente entonces a una cifra entre 75 y 200 millones de seres. [17] Además, un artículo publicado en Lancet 6 de junio 2020, basado en la experiencia de España, concluye que la inmunidad de rebaño no será suficiente para erradicar totalmente el SARS-CoV-2, y que aquella podrá obtenerse, como decía, sólo con la ayuda de una vacuna ad-hoc. [18]

Ahora bien, si el SARS-CoV-2 apareciese menos agresivo en la segunda oleada de contagios, eso no estará determinado por su potencialidad virológica per se, sino modificado por factores como la relativa inmunidad colectiva, a su vez medida por el segmento de la población que adquirió anticuerpos y otras variables.

A mayor proporción de individuos con anticuerpos en una población local, menor la posibilidad del virus para expandirse. Y esto puede ser estimado con los test serológicos, como por ejemplo en el programa pionero en Italia implementado en San Giovanni Bianco, provincia de Bérgamo, a iniciativa del gobernador Marco Milesi. Este test se ofreció, libre de costos, a toda la población adulta. En este caso, el 39 por ciento de los que realizaron el test serológico resultó positivo, es decir habían sido previamente contagiados por el virus, con o sin síntomas. A ellos se les aplicó el test sobre presencia activa del virus, la que resultó en 0,7 por ciento. En estos días estamos evaluando epidemiológicamente lo que estos resultados podrían significar para programas de prevención y combate del virus a nivel internacional.  Sin embargo, la inmunidad de rebaño varía notablemente entre regiones y también entre países. Por ejemplo en España, la gran mayoría de los test serológicos resultó negativo en el reciente estudio citado de Lancet. [18] Y en Suecia, donde con el uso de la estrategia sin lockdown duro se esperaba una inmunidad de rebaño del 20 por ciento en Estocolmo para el mes de abril, solo se consiguió un 7,3 por ciento. [19]

Otra variable es la estabilidad de los programas de salud pública y vigilancia epidemiológica en las regiones afectadas. Aquellos países en que las autoridades, ya sea por presiones de un público impaciente o por motivos de programas de recuperación económica, ceden en la cautela preventiva, pueden esperar una recurrencia del contagio relativamente más grave que en países cuya población demuestra mayor conciencia cívica, y sus autoridades mayor comprensión sobre la epidemiología de enfermedades virales de este tipo.

En resumen, lo decisivo para nuestra supervivencia colectiva no está en la esperanza de un posible debilitamiento del virus, del “sacarlo por cansancio”,  sino en que sean nuestros gobiernos responsables los que no se cansen en explicar que las medidas emergentes de salud pública son necesarias para cada uno de nosotros que conformamos el colectivo de una nación. Y exigir que sean cumplidas en el caso de aquellos inmunes a la sensatez.  En otras palabras, la variable vencedora está representada por la ética e inteligencia del público y de sus autoridades.

3) En los últimos días España ha visto rebrotes que han obligado al cierre de comarcas en Galicia y Cataluña. ¿Esto se debe a la reapertura de las actividades económicas? ¿Qué se está haciendo mal para que resurjan los contagios?

Pienso ya desarrollé este tema en respuesta a pregunta 1).

4) Estados Unidos y Brasil lideran a nivel global en cuanto a cifra de contagios y muertos por Covid-19. ¿Qué opina del manejo de la crisis sanitaria por parte de los Presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro, dos mandatarios que han minimizado el riesgo de la pandemia y que han renegado del uso de cuarentenas y de mascarillas de protección?

En los comienzos del dilema entre los países del mundo de si seguir el modelo sueco (sin lockdown, en pos de la llamada ‘inmunidad de rebaño’), o el modelo noruego o italiano (lockdown estricto), se escuchó reiteradamente la voz de Tegnell en los  principales medios de comunicación argumentando que todo se trataba de una tabula rasa, que nada existía en publicaciones médicas sobre con qué mejor estrategia podía enfrentarse epidemiológicamente  el nuevo SARS-CoV-2.

Pero el progenitor de la epidemiología no es la medicina sino la lógica. Cuando el Dr. John Snow, el fundador de la epidemiología moderna, descubrió en Londres, en medio del siglo XIX, un tratamiento efectivo contra el cólera, no existía anteriormente ninguna publicación epidemiológica ni sobre ese asunto ni sobre ningún otro. La epidemiología científica simplemente no existía, pero existía el pensamiento lógico de Snow. Y existía la máxima “más vale prevenir que curar” (better safe than sorry). Por medio de simple observación marcó en el mapa de Londres los sitios en que el brote parecía más agudo. Identificó los clústeres en una zona de Londres (Golden Square) y de allí llegó a la fuente de contaminación. Y luego soluciona el problema.

La identificación de clústeres, su aislamiento, los test, etc., y que yo recomendé desde temprano para Suecia, [20]  es más que un principio en epidemiología, es una reacción refleja. Y surge opuesta a una reacción burocrática, a la de esperar “evidencia” desde alguna publicación. Lo que en este caso ni siquiera era necesario. Porque evidencia científica relativa a pandemias tipo COVID-19, al contrario de lo que diga Trump, Bolsonaro, Löfven o Tegnel, ya existía publicada.

Por ejemplo los argumentos entregados por esas administraciones sobre que no hay una evidencia científica que plenamente justifique el uso de cuarentenas o de mascarillas.

En primer lugar este es un argumento prestado a Trump/Bolsonaro por la Agencia de Salud Pública dirigida por Johan Carlson, y del cual Anders Tegnell es su principal epidemiólogo. Tegnell ha incluso por largo tiempo negado la eficacia del uso de mascarillas por parte del personal atendiendo a los ancianos, y esto en medio de estadísticas que mostraban que el 90 por ciento de las muertes por Covid-19 en Suecia corresponde a personas mayores de 70 años, de las cuales la mitad de las víctimas morían en casas para octogenarios. [21]

En segundo lugar, el que no existe evidencia científica sobre los beneficios del uso de cuarentenas y mascarillas durante epidemias de este tipo y envergadura no corresponde a la verdad. Y si no fuese un ocultamiento intencionado dirigido al público, estaría demostrando una efectiva falta de preparación por parte de los “expertos”. Y el problema no está en esa ignorancia en sí, sino en el poder otorgado a expertos que de facto deciden sobre la vida y muerte de nuestros ciudadanos. Cualquier iniciado en literatura médica podrá encontrar un sinnúmero de estas publicaciones que contradicen lo aseverado por aquellas autoridades. Ilustraré solamente con un par de ejemplos.

Ya en 2004 se había publicado en Journal of Infection el trabajo “The concept of quarantine in history: from plague to SARS” [22] El estudio concluye que “la evidencia de buena calidad sugiere en general que el concepto básico de cuarentena sigue siendo completamente válido”.

Por otra parte, sobre el uso de mascarillas faciales, un estudio publicado en The Lancet (“Physical distancing, face masks, and eye protection to prevent person-to-person transmission of SARS-CoV-2 and COVID-19: a systematic review and meta-analysis”) concluye que mascarillas de protección pueden resultar en una gran reducción del riesgo de infección. [23] Otro estudio de la Universidad de Bath, Reino Unido, concluye aún más enfáticamente que “Existen pruebas científicas y argumentos racionales que respaldan el uso público de las máscaras faciales… La investigación científica, incluidos los estudios experimentales, los estudios de la epidemia de SARS, los estudios hospitalarios de COVID-19 y los estudios de modelado, sugieren que las máscaras pueden ser útiles para controlar la pandemia.” [24] Nótese que estos estudios son meta análisis de una cantidad de publicaciones anteriores sobre el tema, cuyo conocimiento debería estar en posesión de los epidemiólogos.

Lo que habría de investigarse es porqué, en vista de estas evidencias, las autoridades mencionadas han optado por deliberadamente hacer omiso de aquellas recomendaciones. A mi modo de ver, la explicación más cercana estaría en la ideología de estos gobernantes y expertos. Para ellos aparece el salvaguardo de la economía, incluida sus propias inversiones, la cuestión a priorizar.

En el caso de Suecia, altamente dependiente de exportaciones, la marcha económica no habría de detenerse aún al costo humano descrito anteriormente. Mientras millones se destinaban a las empresas multinacionales en “paquetes de ayuda financiera de emergencia” por la pandemia de Covid-19, en proporción, sólo ínfimas cantidades eran destinadas a la compra de equipos de protección para el personal médico y paramédico. Al explotar el brote pandémico, Suecia tenía el más bajo número de camas de tratamiento intensivo de Europa.

Una miopía política no considera que el costo en crédito moral internacionalmente considerado, resulta mucho más alto  que la estimada ganancia mirada desde la bolsa de las grandes entidades financieras. Y esa caída en crédito moral termina por repercutir en la balanza de pagos.

5) Más de 200 científicos afirmaron que existen evidencias de que el nuevo coronavirus pueden infectar a personas a través de micropartículas en el aire y pidieron a la OMS que revise sus recomendaciones. ¿Comparte esta preocupación? ¿De comprobarse esta nueva vía de contagio, la situación puede agravarse?

Que existe ese tipo de transmisión viral, para mi es obvio. Lo aprendí en Hong-Kong en 2005, durante la epidemia de SARS. Si recuerdo bien, así lo informé en una entrevista que al poco después tuve con Televisión Nacional de Chile, durante una visita que hice a la Escuela de Medicina de la U de Chile. Yo por tanto apoyo esa petición a la OMS, sin reservas.

Ahora en cuanto que eso haría a situación más grave, no lo pienso así. Por una parte, no es una nueva forma de transporte del virus, y la que no nace en virtud que haya sido descubierta o reconocida. Es  así como el virus ya se ha venido transportando, entre otros recursos. Por tanto, el identificar este medio de transmisión del virus por parte de las autoridades sanitarias internacionales no hará al virus más peligroso. Al contrario, podría llevar a medidas más eficaces de prevención y combate. Todo, por supuesto, mientras los “expertos” no se opongan, y en esa tozudez cuenten además con el apoyo de gobernantes y públicos que no quieren entender, porque no les conviene entender desde una perspectiva egoísta y personal. Y corta de vista. Porque en pandemias y epidemias el descuido personal es un boomerang.

Muchos expertos advierten de las enfermedades mentales que pueden conllevar las extensas cuarentenas y la ansiedad misma que genera el eventual contagio. ¿Cuáles de estos males ya se están observando? ¿Cuáles podrían gatillarse una vez que concluya la pandemia?

Mi primera reflexión sobre este tema es, le correspondería su respuesta a la psiquiatría, o a la filosofía, o a una disciplina sobre alienación ideológica?

El programa atávico en todo ser humano originalmente intacto es el de asegurar su supervivencia personal (el nivel ontológico), a fin de asegurar la supervivencia de su especie (el nivel filogenético). En cambio, el programa ideológico de toda elite dominante es el de inculcar sus propios intereses en la mentalidad de los hombres comunes. Eso es la alienación, a través de la cual lo anormal se acepta como normal; intereses ajenos se incorporan como propios. En una sociedad normal, aquí teóricamente considerada, una pandemia emergente gatillaría un natural impulso de protegerse y proteger al colectivo. Por ejemplo, la ansiedad en términos psicológicos se desarrollaría en el individuo cuando no es técnicamente capaz de permanecer en cuarentena, o de adoptar medidas precautorias para él y su familia y su colectivo. Lo normal es ser cuidadoso. Lo normal es conservarse fuera del peligro que amenaza su doble deber atávico.

En una sociedad alienada, la precaución es llamada paranoia, y la ansiedad es aquella que se le hace sentir al individuo por no estar “libre” para salir a la calle, ir fuera y contaminarse, y /o contaminar al colectivo, y potencialmente colaborar a destruir su especie. Sin pensarlo. Lo normal pasa a ser anormal y viceversa. Una pandemia que conlleva un cierto desenlace mortal todo lo invierte. La izquierda de torna derecha, la derecha se torna utópica, el libertario pasa a ser autoritario.

Cuando el “pánico” de la persona no es la identificación de la posibilidad de internalizar un virus que lo puede ultimar a él y su familia, sino por el contrario, el no poder salir a trabajar y socializar como “normalmente” lo hacía y por ende “tener derecho” a ser voluntariamente víctima de un contagio que bien puede ser mortal, yo digo que es esa sociedad la que tiene un problema psiquiátrico. Y de proporciones.

De esta forma, los “problemas psicológicos” y “psiquiátricos” de individuos descritos en el contexto de una pandemia emergida en medo de una sociedad alienada, son en mi opinión el producto de un malentendido. Un pésimo entendido de lo que es sano y/o de lo que es enfermo en términos de salud mental. En todo caso, un problema recurrente en esta población es la aparición o desarrollo de síntomas de ansiedad.

Habiendo aclarado mi posición personal, paso a responder su pregunta. Hay que distinguir el impacto en personas así consideradas en esta sociedad con una salud mental “sin problemas” antes de la pandemia, e individuos que ya tenían problemas a nivel de conducta, neurosis o problemas psiquiátricos mayores.

Se estima que a nivel mundial, hay más de 450 millones de individuos que sufren de un problema mental, así diagnosticado por alguien, sumados los que están convencidos que su situación de vida cotidiana puede traducirse en síntomas equivalentes a los que se describen en criterios de diagnóstico de enfermedades mentales.

De esos, tres grupos estarían en riesgo de ver sus problemas exacerbados durante la pandemia: los que sufren de ansiedad, ídem depresión, y los que tienen desordenes obsesivos-compulsivos. [25]

Luego habría que distinguir distintos clústeres, tanto por edad, educación, nivel socio-económico, etc. Y un especial capítulo tendría que ser destinado a las personas de edad adulta mayor. Esto es muy particular, puesto que en un desglose de este grupo encontraríamos personas que en vez de sufrir un supuesto problema mental, disfrutan de la paz y tranquilidad que eventualmente una cuarentena les otorga.

Pero, en resumen, no pienso que es la situación de pandemia la que directamente causa el problema mental, sino la falta de claridad que tenemos para entender estos procesos. O la falta de práctica ante situaciones de catástrofe. Atávicamente, genéticamente, estamos equipados para estas contingencias. En la sociedad pseudo protectora moderna, estos mecanismos parecen haberse adormecido.

Finalmente, en una perspectiva de acción epidemiológica, desde la trinchera excavada por médicos y expertos para de aquí organizar el combate científico a este gran problema, un “problema estratégico” de alguna proporción lo representa la parte del público que niega la existencia o extensión del problema, y que por ende tiende a considerar las medias protectoras como innecesarias. Y en una segunda etapa, como atentatorias en contra de “su” libertad.

Para algunos será precisamente el miedo fatídico a un virus que consideran potente e impredecible, quien los lleva a la negación psicológica de su existencia. Para otros será el mensaje de pseudo optimismo, de que “todo está bajo control”, que les transmiten los que apuran la reanudación del circuito económico, los que añoran el retorno de sus trabajadores y empleados para los fines de siempre. La alienación es la serpiente mitológica que devora su propia cola.

Referencias, notas:

[1] University of Virginia, 6 de julio 2020. “Lack of COVID-19 Lockdown Increased Deaths in Sweden, Analysis Concludes”.

[2] Eureporter, 30 junio 2020. “Sweden, not the US, is the #COVID-19 disaster. It says: “They (Sweden) are now fifth in the world with COVID-19 deaths”.

[3] Magazin Latino, Estocolmo, 26 junio 2020. “Canciller sueca: “Hemos aplanado la curva”.

[4] Los arquitectos de esta estrategia son, además de Tegnell, John Giesecke (Tegnell’s principal adviser, y quién fuera antiguamente el epidemiólogo estatal), y Johan Carlson, director de la Agencia Sueca de Salud Pública.

[5] The New York Times, 25 Junio 2020. “El nuevo estatus de Suecia: estado paria”.

[6] France 24, 4 mayo 2020. “Covid-19: ‘We don’t have a strategy of herd immunity,’ Swedish FM tells FRANCE 24”.

[7] The Indicter Channel, 5 julio 2020. “What anti-lockdown advocates don’t tell about Sweden’s failed COVID-19 experiment”. YouTube video.

[8] Tegnell: “If we close down the schools in Sweden we lose 20 to 25 percent of the work force”. Citado en M Ferrada de Noli, “Sweden’s ‘herd immunity’ strategy reaches world’s highest death-toll rate. Same economy losses than ‘lockdown’ neighbour countries”. The Indicter magazine, 19 mayo 2020.

[9] Id. Comparaciones entre índices en las economías suecas con finlandesa y danesa, hacia mayo de 2020.

[10] NYT, 7 julio 2020. “Sweden Has Become the World’s Cautionary Tale“.

[11] M Ferrada de Noli, RT, 10 de Abril 2020. “Sweden’s flawed coronavirus battle plan hits the poor & elderly, resulting in worst death count among Nordic countries”.

[12] M Ferrada de Noli, RT, 19 mayo 2020. “Shameful treatment of the elderly is further proof Sweden got its Covid-19 strategy all wrong“.

[13] Svenska dagbladet (Svd), 30 mayo 2020. “Okända kurvan visar hur äldre prioriteras bort”. Gráfico traducido al inglés en ”Inhuman treatment of the elderly amidst Sweden’s failed Covid-19 experiment”.

[14] En conferencia de prensa del 6 de abril 2020, la Agencia Sueca de Salud Pública presentó un gráfico mostrando la proporción de inmigrantes de Somalia con Covid-19. Era la primera vez que en Suecia se entregaban públicas estadísticas denotando el factor étnico en contextos de causas muertes o crímenes. El públicamente atribuir el factor étnico en esos contextos era hasta ese momento considerado un “tabú” en Suecia, por su directa asociación con planteamientos racistas

[15] Unherd.com, video interview, 17 abril 2020. “Swedish expert: why lockdowns are the wrong policy 2. A los 17 minutos en el video, el consejero de Tegnell en la Agencia de Salud Pública de Suecia, Johan Giesecke, dice que los problemas con las normas de protección e higiene que los ancianos no siguen, en gran medida se deben al hecho de que una alta proporción de quienes trabajan allí son inmigrantes recién llegados. Debido a la falta de habilidades lingüísticas, pueden tener dificultades para acceder a la información oral y escrita.

[16] Infobae, 7 de Julio 2020. “Un experto italiano asegura que la carga viral del coronavirus es 100 veces menor que en marzo: “Es como si hubiese envejecido”.

[17] Washington Post, 6 febrero 2020. “Why treating the coronavirus like the Black Death is so dangerous

[18] The Lancet, 6 de junio de 2020: Menciona en conclusiones: “The majority of the Spanish population is seronegative to SARS-CoV-2 infection”. “Prevalence of SARS-CoV-2 in Spain (ENE-COVID): a nationwide, population-based seroepidemiological study

[19] CNN, 21 mayo 2020. “Sweden is still nowhere near ‘herd immunity,’ even though it didn’t go into lockdown“.

[20] M Ferrada de Noli, entrevista en RT, 2 abril 2020. “On Sweden’s dangerous management of coronavirus crisis. Interview

[21] M Ferrada de Noli, RT, 19 mayo 2020. “Shameful treatment of the elderly is further proof Sweden got its Covid-19 strategy all wrong“.

[22] J of Infect., 2004 Nov; 49(4): 257–261. “The concept of quarantine in history: from plague to SARS

[23] The Lancet, 1 de junio 2020. “Physical distancing, face masks, and eye protection to prevent person-to-person transmission of SARS-CoV-2 and COVID-19: a systematic review and meta-analysis

[24] University of Baath, Dept of Biology and Neurochemistry, abril 2020.  “Public use of face masks to control the coronavirus(SARS-Cov-2) pandemic: a review of theory and evidence”. Published online, not yet per-reviewed.

[25] DW, 1 abril 2020. “Coronavirus and mental health: ‘We are not made for social isolation’ ”.